No es la biblioteca de Babel,
esa que “se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas." (*).

No, no es la biblioteca infinita que abarca el universo.
Las bibliotecas de Voces que Cuentan son bibliotecas amigables, portátiles, coloridas,
que se explayan a la sombra de un árbol o en el jardín de un aula.
Bibliotecas que se parecen a la palabra vacaciones:
invitan al ocio, al viaje, a la conversación, a redescubrir intereses, afectos y curiosidades.
Albergan multiplicidad de títulos, portadores atractivos, géneros diversos...
Son ideales para hacer un picnic de lecturas: con entradas de comics y poesía, con viandas
de leyendas y cuentos, con novelas bebibles y curiosidades dulces.
Hay libros de humor, de miedo, de ciencia, pero todos buscan una complicidad
con los lectores que transitan por el gran recreo del verano.
Los promotores de Voces que Cuentan son compañeros de lectura,
consejeros oportunos, confidentes discretos
que cuidan que el apetito de los jóvenes lectores encuentre el bocado deseado
Muchas veces estas bibliotecas crecen con aportes de los lectores
que también crean poesías, cuentos, novelas…
Son lugares de encuentro con uno y con el otro.
Tratamos de que la palabra circule, imaginamos una biblioteca atenta,
que se renueva, abierta a los cuatro vientos.
Las bibliotecas de Voces que cuentan quieren parecerse al verano,
brindan ocasiones frescas de lectura, son acogedoras, estimulantes y finitas…
Sin embargo, saben que su fin es cada lector y que cada lector es una cara del infinito.

(*) J. L.Borges, La biblioteca de Babel

martes, 22 de enero de 2008

Deseos. Anónimo sufí

Deseos
[Cuento. Texto completo]
Anónimo sufí

Un emperador estaba saliendo de su palacio para dar un paseo matutino cuando se encontró con un mendigo.
Le preguntó:
-¿Qué quieres?
El mendigo se rió y dijo:
-¿Me preguntas como si pudieras satisfacer mi deseo?
El rey se rió y dijo:
-Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo. ¿Qué es? Simplemente dímelo.
Y el mendigo dijo:
-Piénsalo dos veces antes de prometer.
El mendigo no era una mendigo cualquiera. Había sido el maestro del emperador en una vida pasada. Y en esta vida le había prometido: "Vendré y trataré de despertarte en tu próxima vida. En esta vida no lo has logrado, pero volveré..."
Insistió:
-Te daré cualquier cosa que pidas. Soy un emperador muy poderoso. ¿Qué puedes desear que yo no pueda darte?
El mendigo le dijo:
-Es un deseo muy simple. ¿Ves aquella escudilla? ¿Puedes llenarla con algo?
Por supuesto -dijo el emperador.
Llamó a uno de sus servidores y le dijo:
-Llena de dinero la escudilla de este hombre.
El servidor lo hizo... y el dinero desapareció. Echó más y más y apenas lo echaba desaparecía. La escuadrilla del mendigo siempre estaba vacía.
Todo el palacio se reunió. El rumor se corrió por toda la ciudad y una gran multitud se reunió allí. El prestigio del emperador estaba en juego. Les dijo a sus servidores
-Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no debe derrotarme.
Diamantes, perlas, esmeraldas... los tesoros iban vaciando. La escudilla parecía no tener fondo. Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y la gente estaba reunida en silencio. El rey se tiró a los pies del mendigo y admitió su derrota.
Le dijo:
-Has ganado, pero antes de que te vayas, satisface mi curiosidad. ¿De qué está hecha tu escudilla?
El mendigo se rió y dijo:-Está hecha del mismo material que la mente humana. No hay ningún secreto... simplemente está hecha de deseos humanos.

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