No es la biblioteca de Babel,
esa que “se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas." (*).

No, no es la biblioteca infinita que abarca el universo.
Las bibliotecas de Voces que Cuentan son bibliotecas amigables, portátiles, coloridas,
que se explayan a la sombra de un árbol o en el jardín de un aula.
Bibliotecas que se parecen a la palabra vacaciones:
invitan al ocio, al viaje, a la conversación, a redescubrir intereses, afectos y curiosidades.
Albergan multiplicidad de títulos, portadores atractivos, géneros diversos...
Son ideales para hacer un picnic de lecturas: con entradas de comics y poesía, con viandas
de leyendas y cuentos, con novelas bebibles y curiosidades dulces.
Hay libros de humor, de miedo, de ciencia, pero todos buscan una complicidad
con los lectores que transitan por el gran recreo del verano.
Los promotores de Voces que Cuentan son compañeros de lectura,
consejeros oportunos, confidentes discretos
que cuidan que el apetito de los jóvenes lectores encuentre el bocado deseado
Muchas veces estas bibliotecas crecen con aportes de los lectores
que también crean poesías, cuentos, novelas…
Son lugares de encuentro con uno y con el otro.
Tratamos de que la palabra circule, imaginamos una biblioteca atenta,
que se renueva, abierta a los cuatro vientos.
Las bibliotecas de Voces que cuentan quieren parecerse al verano,
brindan ocasiones frescas de lectura, son acogedoras, estimulantes y finitas…
Sin embargo, saben que su fin es cada lector y que cada lector es una cara del infinito.

(*) J. L.Borges, La biblioteca de Babel

martes, 22 de enero de 2008

El espejo del cofre. Anónimo chino

El espejo del cofre
[Cuento. Texto completo]
Anónimo chino

A la vuelta de un viaje de negocios, un hombre compró en la ciudad un espejo, objeto que hasta entonces nunca había visto, ni sabía lo que era. Pero precisamente esa ignorancia lo hizo sentir atracción hacia ese espejo, pues creyó reconocer en él la cara de su padre. Maravillado lo compró y, sin decir nada a su mujer, lo guardó en un cofre que tenían en el desván de la casa. De tanto en tanto, cuando se sentía triste y solitario, iba a "ver a su padre".
Pero su esposa lo encontraba muy afectado cada vez que lo veía volver del desván, así que un día se dedicó a espiarlo y comprobó que había algo en el cofre y que se quedaba mucho tiempo mirando dentro de él.
Cuando el marido se fue a trabajar, la mujer abrió el cofre y vio en él a una mujer cuyos rasgos le resultaban familiares pero no lograba saber de quién se trataba. De ahí surgió una gran pelea matrimonial, pues la esposa decía que dentro del cofre había una mujer, y el marido aseguraba que estaba su padre.
En ese momento pasó por allá un monje muy venerado por la comunidad, y al verlos discutir quiso ayudarlos a poner paz en su hogar. Los esposos le explicaron el dilema y lo invitaron a subir al desván y mirar dentro del cofre. Así lo hizo el monje y, ante la sorpresa del matrimonio, les aseguró que en el fondo del cofre quien realmente reposaba era un monje zen.
FIN

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